El teletrabajo dispara las dolencias de espalda y las consultas de fisioterapia

Unas condiciones y equipamientos inadecuados en el hogar afectan sobre todo a cervicales, lumbares, hombros y muñecas

El teletrabajo está teniendo consecuencias negativas en la salud de miles de trabajadores. Las dolencias cervicales, lumbares, de hombro, brazos y muñecas se han disparado debido a que en la mayoría de los casos las condiciones de trabajo en el hogar no son las mismas que en la oficina y distan de ser las adecuadas. Portátiles en lugar de pantallas grandes, sillas inapropiadas, mesas de escritorio sin la altura conveniente, y demás carencias están causando estragos en los sistemas musculoesqueléticos.

Así lo confirma el Colegio Oficial de Fisioterapeutas del País Vasco, que constata que se ha producido un aumento de las consultas por estas dolencias en los últimos meses. Uno de sus miembros, el donostiarra Igor Sancho, alerta de un empeoramiento general de las zonas lumbares y cervicales de la ciudadanía por «el sedentarismo y el mantenimiento de posturas estáticas durante mucho tiempo». Una tendencia que se aceleró durante el confinamiento, cuando la gente pasaba muchas horas sentada, ya sea trabajando, leyendo o viendo la televisión, y que se mantiene con la prolongación del teletrabajo.

Estar ocho o más horas diarias sentado frente a un ordenador, y pasar directamente de ahí al sofá o a la cama sin el movimiento, por moderado que sea, que supone ir de la oficina a casa, no es inocuo. Sancho corrobora que «han aumentado los problemas de rigidez articular por contracturas, lumbalgias y dolencias en glúteos y trapecios».

Consejos

En su caso, especialista en fisioterapia deportiva, es notorio el cambio de clientela que ha producido la pandemia. Sin carreras populares ni competiciones federativas, ha visto reducida la cifra de pacientes con sobrecargas o lesiones por estas actividades, mientras han aumentado las visitas por problemas causados por la falta de actividad y las malas posturas.

El fisioterapeuta aporta una serie de consejos para reducir los riesgos de lesión a quienes han tenido que hacer de un rincón de su casa su despacho u oficina. Lo primero es «organizarse y planificar la jornada laboral. Tomarse el tiempo de trabajo en el hogar como el de la oficina». Ello supone, entre otras cuestiones, «establecer un horario, asearse y vestirse y, por supuesto, trabajar sentado y en una postura correcta, no tumbado en la cama o el sofá con el ordenador sobre las piernas».

Junto a ello, «el espacio de trabajo debe ser apropiado y cómodo». Esto es, que «esté ventilado y permita una ergonomía adecuada, con mobiliario e instrumentos adaptados al físico de cada individuo, que no castiguen nuestro cuerpo».